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La industria de alimentos y bebidas se ve apremiada a adoptar buenas prácticas en el tratamiento de aguas

  • Publicado el 15 de Septiembre de 2021

Los riesgos financieros y para la reputación que implica una mala gestión del agua y de los sistemas de aguas residuales son el tema de un nuevo informe publicado hoy. El documento, titulado “Tratamiento de aguas de proceso y aguas residuales en la industria alimentaria”, señala las grandes cantidades de agua que emplea la producción de alimentos y bebidas e insta a las empresas a hacer más para compensar el riesgo.

La industria de alimentos y bebidas se ve apremiada a adoptar buenas prácticas en el tratamiento de aguas

La industria de alimentos y bebidas utiliza enormes volúmenes de agua, y el tratamiento del agua de procesos y las aguas residuales es crucial para cada planta de producción. Se trata de procesos muy complejos y costosos, y cada sitio debe cumplir con la normativa local específica sobre salud y seguridad y sobre vertidos ambientales.

“Existen importantes consecuencias financieras y para nuestra reputación si llegáramos a poner en riesgo a las personas, los productos o el ambiente por gestionar nuestros sistemas y procesos de manera deficiente”, indica Iván García, de Watson-Marlow Iberia. “No obstante, las empresas pueden dar pasos concretos para mejorar sus procedimientos y hacer sus procesos más eficientes”.

El agua de procesos —que se utiliza para lavar y preparar alimentos, pasteurizar, limpiar equipos, vaporizar y esterilizar, o como aditivo o estabilizador— representa el mayor consumo de agua del sector alimentario: cerca del 31 por ciento. En el otro extremo de la línea de producción, las aguas residuales se someten a altos niveles de tratamiento antes de su descarga o reutilización.

En todo el mundo, existen normativas ambientales obligatorias destinadas a proteger de la contaminación a ríos, lagos, estuarios, aguas costeras y aguas subterráneas, normativas como la Directiva Europea Marco relativa al Agua, la Ley de Agua Pura de los EE. UU. y la Iniciativa Nacional Australiana sobre el Agua. Todas estipulan que los efluentes tratados deben cumplir altos estándares de calidad para poder liberarse al ambiente. Las empresas de alimentos y bebidas que incumplan los requisitos de calidad del agua se arriesgan a enfrentar procesos judiciales y cuantiosas multas, e incluso a que les revoquen sus permisos de vertido.

Las plantas más eficientes eligen una combinación de enfoques preventivos, reactivos, activos y predictivos. Si bien los operadores aplican medidas correctivas sin demora e implementan procedimientos para garantizar que los procesos funcionen de manera eficaz, la elección de los equipos también desempeña un papel crucial.

“El tratamiento del agua y de las aguas residuales son cuestiones clave para la seguridad y la eficiencia de las plantas de procesamiento de alimentos y bebidas, por lo que debe cumplir un estándar muy estricto”, afirma García. “Seleccionar equipos confiables, eficientes y fáciles de usar y mantener tiene una especial importancia en ámbitos con peligros críticos, como la dosificación de productos químicos, donde se debe minimizar el riesgo de error humano”.

El informe descargable explora el proceso crítico del tratamiento de aguas en la producción de alimentos y bebidas, detalla casos de estudio y ofrece una orientación práctica. Aborda la manera de mitigar los riesgos de infracción en salud, seguridad y cumplimiento.

El agua es un recurso cada vez más escaso y, como muestra este informe, el sector industrial de alimentos y bebidas es el de mayor consumo. La parte final del informe aborda los problemas de la sostenibilidad y señala que detectar oportunidades para mejorar la eficiencia del agua en cada etapa del proceso permite a los productores avanzar hacia una práctica más sostenible.

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